Adiós Julio

Si, adiós julio, aunque el calendario diga "Sábado 28 de Julio de 2012" para mí ya se acabó. Lo doy por terminado, finiquitado, acabado, no más. Este año julio tuvo para mí sólo 28 días. Y gracias a esta semana.

Dos pérdidas un mismo día: miércoles 25. A pesar de que para mí fué de harta henchidez.
Los malos días sucedieron después. Aunque para las personas afectadas fué ese miércoles, terrible miércoles 25.

Jueves una noticia que me helo, que me genero una serie de sentimientos amargos y desesperantes: rabia, coraje, tristeza, pena, preocupación, llanto e impotencia.
Una injusticia cruel y desgarrada sin razón alguna más que la pobreza, la carencia de humanidad y de valores. La vida de dos hermanas fué arrebatada. Primero les robaron su libertad, las mantuvieron cautivas de la estupidez de unos cuantos para conseguir dinero por su libertad. Por una mala jugada de la vida ese dinero no pudo llegar a donde debía. Y ellas no volvieron más.

Un querido amigo lo vivió. Sus nenas lo viven: una sabiendo todo, la otra preguntando por mamá. Y él inventando fuerzas día a día, guardando su dolor, re-inventando sus vidas.

Duele el dolor ajeno. Duele si es alguien querido.

Viernes por la tarde, después de hablar con mi amigo, cae la segunda noticia.
Un amigo de hace más de 20 años estaba desaparecido desde el miércoles. Lo encontraron el viernes. Accidente fatal.
Fué de esos que la vida le queda corta: hiperactivo, despreocupado, lanzado, tremendamente vago. Solía brincar a los 13 años al tren en movimiento, sólo por diversión. Eso le costó una pierna. Pero no lo detuvo.
Siempre sonriente, noviero, divertido, aventado. Tenía tantas vidas como los gatos... Si no es que más!
Solo que esta vez se echó la última. Esa noche andaba de fiesta. Divertido hasta el final.

El sí que exprimió la vida. El sí que vivió de todo y nada le preocupó. El sí que nos enseñó.
Nos enseñó a vivir al 100, pero también a recapacitar. Nos enseñó el valor de divertirse, pero también a costa de qué. Nos enseño a hacer y probar de todo, pero nos mostró hasta que nivel. Nos enseño que la vida es nuestra, pero también a valorarla. Nos enseño el "qué me importa el qué dirán", pero también con y de quién.
Vivió por todos lo que nunca, muchos, nos atreveríamos a intentar. Incluso creo que vivió eso por nosotros.

Ahora seguirá jugando su juego favorito, pero en lugar de vagones, brincará nubes. Y en lugar de correr autos, volará.

IN MEMORIAM:
Vianney Olvera
Ricardo Minakata










Foto:
Mara Barajas/ANGELS
Praha

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