Qué difícil!

Los bebés lloran tan fuerte al salir del vientre de la madre porque se sienten arrancados de su sitio, de su espacio, su lugar.

Don Juan hablaba de "encontrar tu espacio, tu sitio". Como los perros cuando buscan recostarse: olfatean dan vueltas y vueltas y cuando encuentran su sitio, se acomodan. Así tal cual sucede cuando te mueven de tu sitio.

Y así me siento ahora.

No tengo mi sitio. No encuentro mi espacio. Por mala organización, por malas decisiones y tratos acordados no cumplidos, me veo en la necesidad (y necedad de uno) de salir de mi casa y reubicarme en la paterna; así, cual migrante pidiendo asilo político en territorio conocido pero no propio.

Jamás me había sentido así: desterrada, desalojada. Ni cuando salí de EEUU.

Lo que siento es rabia, coraje, enojo. Pero no perdí mi sentido ni mi ideal. Y de ese me sostengo y mantengo firme: preferible alejarme de lo dañino a permanecer quejándome y esperando el cambio. No me permito, ni quiero para mi hijo, una vida de vicio, donde es más fuerte el gusto a la bebida que el respeto y cuidado a una familia; donde no se tiene autocontrol y ni siquiera la conciencia del problema de a quién afecta y lo que enseña con eso.

Tardé quizá, pero no me traicioné ni claudiqué. Me mantengo firme en lo que NO quiero para mí ni para mi hijo; lo que no es sano para su desarrollo y crecimiento.

Foto: MarahBGtz
Lamentable ver a una persona con tantas cualidades tener CERO control en la bebida.

Lamentable saber que tiene más importancia darle gusto a los demás, que cuidar de eso a su familia.

Triste saber que no es un problema reciente sino de hace AÑOS.

Triste no haberle dado la suficiente atención a ese detalle y haber podido evitar llegar a esto.

Da tranquilidad poder hacer algo, aunque sea empezando de ceros, por mi tranquilidad y la de mi crío.

Pero qué difícil está siendo soltar tu sitio y volver a encontrarlo!


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