Cuesta romper esquemas

Crecí en una familia donde la independencia era imperativo.

Crecí entre El Capital de Marx, El Libro Rojo de Tse Tung, el himno de La Internacional, cuentos rusos, pins de URSS, El Ché, etc. En casa se nos enseñó a nunca depender y menos de un hombre. Imposible decir que de grande querías ser mamá! Yo quería ser actriz, pero tampoco era válido porque eso significaría aparecer en "teatros de revista" (ni idea a qué se refería mi padre con eso). Pero en definitiva JAMÁS depender de un hombre. Nunca si quiera imaginar pedirle nada a nadie.

Lo escuché de ambas partes; tanto de papá como de mamá.

Crecí pues sin saber pedir. Ni reconocimiento, ni ayuda, ni siquiera lo que me correspondiera.

Eso me ha provocado inseguridad, temor, angustia. Me cuesta trabajo siquiera ponerme a pensar cómo pedir algo porque jamás nos enseñaron que se vale hacerlo.

La primera vez que me casé, me provoqué una colitis al necesitar comprar desodorante y no tener dinero; estando casada pero sin trabajo, viviendo en otro país.

Ese fue mi primer maestro. Me enseñó lo que nunca vi en mi casa: en un matrimonio, los dos trabajan, tanto el que sale de casa como el que la cuida, la limpia, la arregla, la administra. Y el ingreso económico no es de uno solo, sino de ambos. Porque ambos trabajan en conjunto para un bien común. Ahí es pues donde la labor de Ama de Casa tiene el mismo reconocimiento que el que sale por la lana. Y eso no te lo enseñan, o al menos a mí no.

Incluso al divorciarme, ese mismo maestro me dijo que de lo que teníamos sería dividido en partes iguales, y yo ya lista con mis 10 trapitos para regresar como había llegado.

Cuando en casa, lo que yo había vivido, era cada quien se rasca como puede: una madre que salía a las 7 de la mañana y regresaba a las 9 o 10 de la noche porque tenía que mantener 3 chiquillas (techo, vestido, comida, educación, diversión, etc.), todo ese paquete y sin pensión porque del otro lado, del paterno, ganaba más Don Orgullo.

Siendo madre soltera con un buen trabajo, la supe llevar sola, independiente como se me había enseñado; aunque con sus baches, que para mi suerte, la vida hizo a bien ponerme excelentes amigos, que considero mi Familia Escogida y donde aprendí que el pedir ayuda es igual de válido y no interfiere con esa Independencia.

El trauma de la Independencia, pensé, estaba resuelto... hasta ahora.
Sin trabajo, sin ingreso económico, dependiendo de un "gasto" que rara vez llega y que tengo que estar pidiendo y que llega con molestia. Me confío de que el refrigerador está servido, la despensa con cosas, pero sin dinero para imprevistos o gustos. No tengo la libertad de siquiera de tener para comprar algún regalo y eso me genera angustia, desesperación, inseguridad. El "depender" de alguien más, sale a flote y mi trauma de no cumplir con lo que se me enseñó desde pequeña, me revuelve la tranquilidad.

Es como si me calificaran y dijeran "justamente Eso te dije que Nunca hicieras porque está mal".
AAAAH!, fallé. Reprobada. Pelas. WROOOONG.

Y le busco y rebusco las pastillitas de MeValeMadre y no doy con ellas.

Es difícil re-aprender, cambiar la programación que te grabaron "Over and Over".
Cuesta. 

10/08/21


Comments

Popular posts from this blog

Ángeles y más ángeles...

Crisis de la edad madura o de relaciones interpersonales?

Namaste