Desde ceros

Cuántas veces hemos deseado empezar de cero?

Cuántas veces hemos pensado comenzar todo otra vez?

Borrar lo escrito, tomar el otro camino, cambiar de carril, de carrera, de giro.

Qué harías?

Hace un año mi mundo se volcó de manera abrupta.

Solté a mi cría mayor para que empezara su vida propia. Mi compañera de tantas aventuras y por tanto tiempo. Mi confidente, mi asesora, mi batería. Emprendió su vida lejos del nido en otro país, en otro continente. La despedí con inmensa emoción de felicidad por ella, pero una gran nostalgia y dolor de soltarla.

Un mes después tronó mi matrimonio. Se buscó el acuerdo, la reconciliación; pero el vicio pudo más y terminó reventando la cordialidad y el respeto. El proyecto de familia murió. Vino la separación.

Los acuerdos se rompieron, no se cumplieron y se tuvo que dejar el lugar donde habitábamos mi crío y yo, terminando pidiendo asilo en la casa paterna, invadiendo el espacio del abuelo y generando molestia a alguien acostumbrado a su soledad.

Después vino el divorcio que no figuraba tampoco en mis planes.

Sin casa, sin auto, sin trabajo, todo se volcó.

Y fue ahí que vi la vida como una hoja en blanco. Sin saber qué escribir, qué dibujar. Sin idea cómo seguir, por dónde y en qué.

Mi vida dio un vuelto tan grande y tan abrupto que apenas se va calmando el mareo.

Uno puede tener planeado muchas cosas, pero viene la vida y te mueve todo.

Puedes sentirte seguro de estar en calma pero llega un viento fuerte y te sacude hasta el alma.

Y es cuando volteas hacia atrás y ves las cosas que dejaste pasar y no atendiste, o las cosas a las que no te hiciste caso. Y entiendes que la vida misma te está dando oportunidad de remendarte, de volver a empezar y reencontrarte contigo mismo, atenderte, escucharte y volverte a conocer, porque sabes que dejaste de prestarte atención y necesitas una pausa, una hoja en blanco para reescribir tu vida.

Ahora es cuando te planteas qué historia te gustaría comenzar.