Gracias, que lindo... Pero no
La gente extranjera tiene un no se qué, que qué se yo. Me llaman la atención!, para que lo voy a negar. Y no se si es su acento, su fisonomía o la charla, pero de que me llaman, me llaman!. Hace poco conocí a alguien de tierras lejanas... aquí nomas, cruzando el charquito. Sus ojos son de un color mielozo y de mirada profunda. Al principio algo inquietante debo reconocer. Su piel morena bronceada. Cabellos lacios. Alto. Delgado, tirando a flaco, pero macizo. Muy abierto, platicador y relajado (bastante, diría yo). Coquetón, digamos. Fala portuguêse. Tierra caliente y soñadora. Presume de ella que da gusto: castillos, ciudades amuralladas, espadas, caballeros y caballos. Nostalgias, saudades. En un principio me llamó la atención, no lo negaré. Pero como se han dado cuenta, mi estado anímico no es el más maravilloso ni era el más optimista. Nos vemos mas o menos seguido ya que somos vecinos locales. Me entusiasma su desenfado y sus sueños, no lo voy a negar. Habla de proyectos, sueños, v...