Mis signos
Yo soy una muy típica Pisciana (está de sobra decirlo): enamoradiza, soñadora, eufórica, sensible, sentimental...
Haciendo un recuento de daños a lo largo de la vida de mi corazoncito, me he topado con pocos amores y algunos acompañantes (porque no todos han sido amantes).
Y tomo sólo en cuenta a los que han marcado mi vida de alguna manera; buena ó mala, pero han estado presentes y han dejado algo en mí.
Dicen que las mejores relaciones para una pecesita es con los Cáncer y los Escorpio. Y no lo dudo porque ciertamente mi relación con ellos ha sido excelente: mi hermana menor es Cáncer y siempre hemos tenido una maravillosa comunicación. En cuanto a hombres ha habido pocos y más bien Escorpios, ya sean amigos ó un poco más.
Al que me gustaría mencionar primero será precisamente a mi Escorpio... Justo, noble, duro, correcto, trabajador, generoso, ubicado, realista (demasiado, acaso)... excelente compañero. Aunque en la intimidad, digamos que no todos los Escorpio son como los pintan... Con él pase gran parte de mi vida y dejó grandes enseñanzas en mí. Me ayudó a crecer, me enseño a disfrutar de lo bueno, le aprendí a actuar cuando se tiene que actuar y no quedarse paralizado, aprendí a ver la realidad y vivir en ella (aunque confieso haberla perdido un par de veces). Ha sido el mejor maestro en mi vida. No tengo más que agradecimiento y cariño hacia él. A pesar de haber sido tan dedicado a su trabajo, tanto tantísimo y de igual manera tan realista y organizado que tenía en su lista los pasos a seguir en todo: horarios de trenes, días contados, carro, terreno, gimnasio, excelente puesto, linda casita en los suburbios, tener hijos... ! Demasiado orden para una sensible sentimentalona como yo.
Hubo también un Piscis. Y Piscis con Piscis, queridos lectores, o reinventan el mundo o definitivamente se vuelve el caos. Y pasó más bien lo último en nuestro caso. Este Piscis al parecer dejó muy guardado el sentimiento ganándole la arrogancia. Yo lo conocí cuando ese sentimiento estaba a flor de piel: puro, sano, hermoso. Podía escribir los más dulces poemas, enamorarme con una flor del campo, pequeñita. Subir montañas y cantarme serenatas. Buscarme hasta el otro lado... del rio. Bajarme un ángel del cielo... Pero al paso de los años y de los daños le dio cabida al orgullo, que terminó convirtiéndose en arrogancia pura, teniendo la más brutal metamorfosis dejándolo irreconocible para mi músculo más rojo que hasta ahora no se explica que le sucedió.
El más significativo hasta ahora es un Virgo...
De hecho es curioso, pero mi relación con Virgo había sido, hasta entonces, de excelente amistad. De hecho una de mis mejores amigas es Virgo.
Será por eso que nos entendimos mi Virgo y yo tan bien; empezamos como amigos. Jamás imaginé que tiempo después de conocernos y distanciarnos, nos reencontraríamos para tener uno de los recuerdos más profundos y perennes. Y profundos me refiero a lo más increíble: desde lo más hermoso, la más romántica, mágica, divertida y conectada relación; hasta la desilusión más inexplicable, extraña y sorpresiva que jamás haya imaginado. Me costó mucho tiempo y energía retomar la calma. Más que con el Piscis que fué tan agotador. Y es que al menos con el Piscis supe el por qué, ya que fui viviendo una serie de desagradables ratos (y cuando hablo de desagradables, créanme que fueron desagradables). Cosa que nunca pasó con Virgo, ya que todo era genial, aún con todo y sus bajones que cualquier relación tiene; se podía llegar a acuerdos en los problemas y discusiones. Y ese era un valor agregado que me hacía darle más fé a esa relación. Además era tan real.... O parecía, porque el despertar fué muy duro...
De ahí en fuera no hay mucho que contar: Libras, les cuesta trabajo escuchar. Acuario, creativo y nada más. Tauro, ególatra. Aries, vanidoso... Nada como para que llegara a crear lazos. Y ni tantos como podrían pensar.
Que yo prefiera... me quedaría con el Virgo, pero con un poco del Escorpio para que pudiera tener más certidumbre y madurez...
Pero al final de cuentas, como buena Pisciana, eso de soñar se me da naturalmente.
Haciendo un recuento de daños a lo largo de la vida de mi corazoncito, me he topado con pocos amores y algunos acompañantes (porque no todos han sido amantes).
Y tomo sólo en cuenta a los que han marcado mi vida de alguna manera; buena ó mala, pero han estado presentes y han dejado algo en mí.
Dicen que las mejores relaciones para una pecesita es con los Cáncer y los Escorpio. Y no lo dudo porque ciertamente mi relación con ellos ha sido excelente: mi hermana menor es Cáncer y siempre hemos tenido una maravillosa comunicación. En cuanto a hombres ha habido pocos y más bien Escorpios, ya sean amigos ó un poco más.
Al que me gustaría mencionar primero será precisamente a mi Escorpio... Justo, noble, duro, correcto, trabajador, generoso, ubicado, realista (demasiado, acaso)... excelente compañero. Aunque en la intimidad, digamos que no todos los Escorpio son como los pintan... Con él pase gran parte de mi vida y dejó grandes enseñanzas en mí. Me ayudó a crecer, me enseño a disfrutar de lo bueno, le aprendí a actuar cuando se tiene que actuar y no quedarse paralizado, aprendí a ver la realidad y vivir en ella (aunque confieso haberla perdido un par de veces). Ha sido el mejor maestro en mi vida. No tengo más que agradecimiento y cariño hacia él. A pesar de haber sido tan dedicado a su trabajo, tanto tantísimo y de igual manera tan realista y organizado que tenía en su lista los pasos a seguir en todo: horarios de trenes, días contados, carro, terreno, gimnasio, excelente puesto, linda casita en los suburbios, tener hijos... ! Demasiado orden para una sensible sentimentalona como yo.
Hubo también un Piscis. Y Piscis con Piscis, queridos lectores, o reinventan el mundo o definitivamente se vuelve el caos. Y pasó más bien lo último en nuestro caso. Este Piscis al parecer dejó muy guardado el sentimiento ganándole la arrogancia. Yo lo conocí cuando ese sentimiento estaba a flor de piel: puro, sano, hermoso. Podía escribir los más dulces poemas, enamorarme con una flor del campo, pequeñita. Subir montañas y cantarme serenatas. Buscarme hasta el otro lado... del rio. Bajarme un ángel del cielo... Pero al paso de los años y de los daños le dio cabida al orgullo, que terminó convirtiéndose en arrogancia pura, teniendo la más brutal metamorfosis dejándolo irreconocible para mi músculo más rojo que hasta ahora no se explica que le sucedió.
El más significativo hasta ahora es un Virgo...
De hecho es curioso, pero mi relación con Virgo había sido, hasta entonces, de excelente amistad. De hecho una de mis mejores amigas es Virgo.
Será por eso que nos entendimos mi Virgo y yo tan bien; empezamos como amigos. Jamás imaginé que tiempo después de conocernos y distanciarnos, nos reencontraríamos para tener uno de los recuerdos más profundos y perennes. Y profundos me refiero a lo más increíble: desde lo más hermoso, la más romántica, mágica, divertida y conectada relación; hasta la desilusión más inexplicable, extraña y sorpresiva que jamás haya imaginado. Me costó mucho tiempo y energía retomar la calma. Más que con el Piscis que fué tan agotador. Y es que al menos con el Piscis supe el por qué, ya que fui viviendo una serie de desagradables ratos (y cuando hablo de desagradables, créanme que fueron desagradables). Cosa que nunca pasó con Virgo, ya que todo era genial, aún con todo y sus bajones que cualquier relación tiene; se podía llegar a acuerdos en los problemas y discusiones. Y ese era un valor agregado que me hacía darle más fé a esa relación. Además era tan real.... O parecía, porque el despertar fué muy duro...
De ahí en fuera no hay mucho que contar: Libras, les cuesta trabajo escuchar. Acuario, creativo y nada más. Tauro, ególatra. Aries, vanidoso... Nada como para que llegara a crear lazos. Y ni tantos como podrían pensar.
Que yo prefiera... me quedaría con el Virgo, pero con un poco del Escorpio para que pudiera tener más certidumbre y madurez...
Pero al final de cuentas, como buena Pisciana, eso de soñar se me da naturalmente.
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